El dispositivo que repartió heroicas efigies a granel e hizo del voyeurismo un placer desvergonzado no fue sino uno más de los infatigables esfuerzos por dar cuerpo a las sombras, descifrar los misterios del tiempo y habitar mundos imposibles.
A los cambios en la vida económica y social del México de los años cuarenta a sesenta -cuando el país transformó su perfil rural y provinciano para adscribirse a la modernidad industrial- corresponde la formación de una nueva cultura popular y la renovación de los imaginarios nacionales. He aquí una muestra.
Con textos de Alfonso Morales, Armando Batra y Juan Manuel Aurrecoechea.